miércoles, 25 de noviembre de 2009

Reflexiones en el Día Internacional contra la Violencia de Género. Las nuevas consignas en torno a sus causas.

No vamos a referirnos en este texto a las cifras de víctimas, los resultados de la aplicación legislativa y los actos más o menos afortunados, serios o ridículos, que hemos podido ver en la prensa y en las calles a lo largo del día de hoy. Queremos llamar la atención sobre un aspecto que puede pasar desapercibido y que, sin embargo, comienza a propagarse como la nueva consigna a seguir, en forma de murmullo unificador, entre los sectores más reaccionarios de nuestra sociedad. Sectores que no podemos identificar a ciegas con una determinada opción política, pues desgraciadamente en todas partes cuecen habas, aunque, en algunas, el olor de la cocción llega a ser insoportable.


El desgraciado episodio del artículo publicado en El País hace unos días consituye quizá el ejemplo más explícito de los nuevos tiempos que se avecinan en torno a la Violencia de Género. Pero existen muchos otros ejemplos. Ayer mismo el Secretario Autonómico de Familia y Coordinación de la Generalitat Valenciana alertaba sobre el hecho de que la Violencia de Género aparecía con creciente intensidad entre los dieciocho y los veinticinco años. A continuación apostillaba: "Hay que reflexionar sobre este fenómeno, porque es obvio que no se puede achacar a la herencia machista".


Ahí está el quid de la cuestión. Estos sectores, a los que llamaremos negacionistas, para facilitar su identificación, se encuentran con un problema. Durante años han difundido la idea de que las reivindicaciones feministas eran algo trasnochado, puesto que mujer y hombre cuenta con los mismos derechos y obligaciones (en la constitución lo pone) y las que realmente valen llegan en su vida personal y profesional a donde quieren. Claro que la realidad es muy toduza, y aunque los micromachismos, el techo de cristal, el acoso sexual, etc., pueden quedar más o menos arrumbados por causa de su atomización, no ocurre lo mismo con las víctimas de la violencia de género: las televisiones anuncian muertes semanales, los juzgados no dan abasto, los periódicos recogen casi a diario una noticia relacionada con estos hechos... ¿Qué hacer, entonces, para desligar todas esas cuestiones del aborrecible feminismo?


Y aquí es donde aparece la nueva consigna: los malos tratos nada tienen que ver con la desigualdad, y por lo tanto, menos aún con la lucha feminista. Se trata de otra cosa. Los más pacatos se remiten a la educación, la pérdida de valores morales, de referentes disciplinarios y autoritarios, etc. Se habría propiciado una juventud hedonista que no conoce sus límites ( y ellos se los van a enseñar, dicho sea de paso). Esta manera de ver las cosas no se detiene en el hecho de que nunca nos encontremos noticias de siete chicas que en manada agreden sexualmente a un pobre muchacho, no, casualmente las cosas ocurren al revés en el cien por cien de los casos, el libertinaje resulta ser, para nuestra sorpresa, unidireccional... Luego están los más audaces: la culpa es de los excesivos aires que se dan las mujeres hoy en día, como sugería el penoso artículo cuyo autor no queremos nombrar más (que juegue a niño terrible a costa de otros). Este tipo de ideas suelen aderezarse con subrayados artificiosos de determinadas noticias que elevan a la categoría de generalidades: una denuncia falsa de una mujer se destaca tanto en los titulares que parece ser cosa de todos los días, pese a que las cifras lo hayan desmentido. No llegan al uno por ciento, aunque en una manipulación repugnante que ofende a la lógica jurídica ha habido quien ha equiparado absolución en un proceso penal con denuncia falsa -como si los hechos no probados, por ejemplo, debiesen imputar necesariamente a quien los ha relatado-.


Los negacionistas, pues, que en otros aspectos de la vida política y social son partidarios de la reacción sin matices (los nacionalismos, ETA, los piratas marítimos...), se vuelven complejos y freudianos cuando hay que analizar la Violencia de Género. Todo ello se completa con una aparente firmeza encaminada a encubrir o disimular las nuevas consignas. Así, se alude mucho a la aplicación de la ley y las dotaciones económicas. Orden Público y dinero. Cualquier cosa sirve para eludir la raíz del problema, la educación en igualdad. No nos cansamos de repetir la frase de Celia Amorós: "conceptualizar es politizar". Cuando se conceptualizan los malos tratos como un problema de moral, se está desarrollando una política determinada.


Así las cosas, se nos ha ocurrido pasearnos en el Día contra la Violencia de Genero por las webs de los partidos políticos nacionales más representativos:


-PSOE: aunque la parte principal la ocupan los planes económicos recién presentados por el gobierno, un titular destaca inmediatamente acerca del asunto que tratamos: La Educación en Igualdad, eje prioritario en la lucha contra la Violencia de Género. Alude al manifiesto leído por Leire Pajín en Valencia, donde se señalan, entre otras cosas: "(...) no podemos pasar por alto que quedan mensajes, patentes o soterrados en las familias, en la educación, en los medios de comunicación, en la publicidad, en la televisión, en los videojuegos, etc., que siguen retransmitiendo una imagen de la mujer que denigra profundamente su papel y su situación en la sociedad, que la desprecia y la anula, que la hace responsable, casi, de todos los males, manteniendo un estereotipo femenino cruel e inaceptable.
Esta imagen, tergiversada y malévola, cala en lo más hondo de personas jóvenes que están formando su personalidad y les hace reproducir tan terrible violencia, lo que conlleva a que la edad de maltratadores y víctimas sea cada vez menor y que los casos de maltrato hayan aumentado en las franjas de edad inferior a 30 años.
Debemos, pues, trabajar para que la percepción social de la mujer no siga siendo sesgada, de dependencia ni de dominación. La educación en valores democráticos implica colocar el papel de la mujer como persona en igualdad de derechos y para ello, la educación, tanto en la familia como en el aula, debe ser el eje de nuestras próximas actuaciones de manera prioritaria"
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-Partido Popular: Junto a una foto del rostro de Mariano Rajoy aparece el lema, ampliamente destacado: "ni una más". Lamentablemente, debemos formular algunos reproches. Deseamos que llegue el día en que no tengamos que hacerlo, pues si hay alguna cuestión que debiera ser transversal en política, es ésta, el problema social más grave, si atendemos a las cifras, que afecta a nuestro país. Sí, señores, mucho más que el terrorismo, que el Estatut y, si me apuran, que la lesión de Cristiano Ronaldo. Empecemos por preguntarnos, ¿puede existir algo más frívolo que ese lema irreal, 'ni una más', torpe imitación del archiconocido 'tolerancia cero', que ya se utiliza hasta para las plagas de pulgón? Pero, por encima de su desfortunada elección, subyace la idea de la violencia de género como problema de orden público a resolver con medidas penales. Si pulsamos el enlace de esa imagen, nos conduce a un texto en el que se propone el aumento de medios y efectivos. Claro que también menciona medidas educativas: "Cuando hablamos de violencia contra las mujeres todavía hay que hacer mucha pedagogía para que primen valores como que no hay nada por encima de las personas y sus derechos básicos, o que no hay nada más importante que el derecho a la vida o a la libertad de un ser humano". Hay que tener valor en este día, para aludir al aborto de paso y a la consabida "libertad". ¿Os suena la consigna? Aquí la encontramos: ni una referencia a la desigualdad, a las construcciones de género. Se trata de moral, de valores, de personas, libertad y vida. Sin comentarios.


-Izquierda Unida: "Un mundo en igualdad, un mundo sin violencia", mensaje inequívoco que nos encontramos en un simple vistazo a la web. Este partido político publica asimismo un manifiesto en el que se dice lo siguiente: "reivindicamos un mundo en igualdad entre mujeres y hombres, porque la igualdad trae consigo que el respeto por la diversidad y la diferencia. La igualdad conlleva la ruptura con los estereotipos machistas y patriarcales.
Para IU luchar por la igualdad significa impulsar cambios profundos en nuestra sociedad que ayuden a erradicar definitivamente la violencia sexista: nos referimos a la educación, al trabajo en valores, a la implicación profunda de las instituciones en esos cambios sociales necesarios para que la violencia contra las mujeres deje de ser una lacra social en pleno siglo XXI".

-Unión, Progreso y Democracia: no hay manifiesto, ni enlace, ni tratamiento alguno de esta fecha conmemorativa, a salvo un lacito apenas legible en el que se dice "no violencia de género". Eso sí, lo primero que salta a los ojos apenas entramos en la web es esta frase: Rosa Díez en COPE:estoy radicalmente en contra de esta ley del aborto.

Este ilustrativo recorrido por las webs de los partidos políticos nos lleva a concluir que estamos lejos de que los asuntos de género se aborden desde unos acuerdos básicos. Determinadas líneas de pensamiento (seamos generosos al calificarlo así) se basan fundamentalmente en la destrucción de cualquier vestigio de lucha feminista en la vida de las mujeres, ni aun a título de recuerdo o agradecimiento. Con semejante basamento teórico, no es de extrañar que las posturas continén siendo irreconciliables, y que el camino hacia un mundo en igualdad prosiga lento, tortuoso, lleno de zancadillas y vergonzosas resistencias. Hay motivos para el optimismo -y la red es uno de ellos-, pero se hace necesario detenerse a reflexionar de vez en cuando para saber dónde nos hallamos. Y en compañia de quién.

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