miércoles, 23 de septiembre de 2009

Dos libros recomendables.

Apenas iniciada la crisis, el discurso -que no pensamiento- liberal se apresuró a colocar en las librerías un manual explicativo de las causas, de acuerdo con el cual, para entendernos, el afán intervencionista del Estado y la perfidia de los trabajadores, ansiosos de buenos sueldos y vivienda propia, eran los culpables. La solución venía de manos del despido libre, la contención salarial, y el libre transcurrir de la economía asupiciada por esa mano invisible que de vez en cuando se visibiliza para repartir bofetadas en la cara de los de siempre. "El Informe Recarte", se llamaba la cosa, y podía encontrarse a centenares en las mesas de novedades del Corte Inglés.


Los medios de disfusión progresistas no se han ocupado, sin embargo, de realizar una mínima pedagogía seria sobre las circunstancias del mundo en que vivimos. Hay que entenderlos: en la actualidad se encuentran sumidos en una discusión de mayor calado: quién demonios va a retransmitir los partidos de fúmbo cada domingo.

Existiendo, pues, excelente literatura sobre la crisis, sabemos menos de ella que del quinto taco de la bota izquierda de Cristiano Ronaldo. En tan estimulante contexto nos atrevemos, con irreverencia, a recomendar un par de libros:


-"Metáforas que nos piensan", de Emmanuel Lizcano (Ediciones Bajo Cero/Traficantes de sueños): un ensayo que nos explica cómo son las metáforas creadas por el poder las que nos piensan, cuando ingenuamente creemos que nosotros pensamos e incluso las creamos. En lo que a la crisis se refiere, el análisis del lenguaje que han empleado los medios de comunicación y los gobiernos -recuerda al análisis del lenguaje del nazismo realizado por Víctor Klemperer- pone de manifiesto el uso calculado de metáforas de las catástrofes naturales y de los remedios médicos a los amles causados para que todo parezca inevitable, indiscutible y, pos supuesto, obra del destino. El libro puede bajarse gratuitamente en formato pdf en la página web http://www.bajo-cero.org/ediciones/pdf/lizcano_web.pdf



-"El crack del año ocho. La crisis. El futuro", de Miguel Angel Lorente y Juan Ramón Capella (Trotta): siempre son bienvenidos los ensayos de Juan Ramón Capella, uno de los pensadores y escritores más relevantes con que cuenta la izquierda, aunque poco conocido, claro, porque se mantiene en el estricto ámbito intelectual y universitario y no es posible escucharlo de tertuliano en ninguna parte. Nos tememos que no duraría demasiado, en todo caso. En este pequeño volumen compuesto sin concesiones a la propaganda se nos explican las causas últimas de la crisis, partiendo de un juicio honesto del agotamiento de las recetas keynesianas para llegar a las falacias neoliberales que como en un trágico movimiento pendular se instauraron a modo de inapelable alternativa. Aunque en algunas páginas se nos pueden hacer arduas a los no expertos en economía, resulta lo suficientemente accesible para entender lo que en palabras más simples podemos expresar los ciudadanos de a pie: la calculada disponibilidad del crédito durante muchos años -en sustitución de la dignidad salarial... mejor que nos lo deban a que lo tengan-, la destrucción masiva de los recursos naturales, la incentivación de consumos perfectamente dirigidos, el paralelo deterioro de los derechos humanos de una gran parte de la población mundial, y, en la cúspide de la pirámide, los juegos especulativos del gran capital. El libro tiene el mérito de proponer alternativas de crecimiento, aunque no ahora un pronóstico incierto para el futuro, y apuesta por una transformación social de tan amplio alcance que no podemos evitar la sensación de tenerla por inverosímil. Aunque al mismo tiempo nos sentimos movidos a promoverla.



Ambos libros presentan la complejidad que requiere el momento que vivimos, pero su lectura merece la pena. Al menos para pasar el rato mientras la izquierda decide en qué plataforma, canal o descodificador se podrá ver el quinto taco de la bota izquierda de Cristiano Ronaldo. En plena polémica por el puño en alto y el himno de la Internacional (por cierto, coloquemos las fotos de la fiesta de Rodiezmo de años anteriores y busquemos las cinco diferencias: en realidad hay sólo dos, dos mujeres responsables de soliviantar a la caverna), proponemos un cambio en la letra de esa canción más acorde a los nuevos tiempos: "Agrupémonos todos para ver la final... de la Champions".

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